sábado, 29 de diciembre de 2012

M. Conatus.

Maximilien Conatus, tras encontrar adecuado su planteamiento poético en prosa mal escrita, dedujo que si era capaz de mal hacer poesía, entonces también era igualmente capaz de entrometerse en la prosa y destruirla sin miramientos. Años después publicó un libro, al que nombró "Desastres literarios en prosa poética mal escrita", luego se arrojó del balcón de un tercer piso para mal herirse y no matarse. Conatus entonces entendió que de poeta no tenía nada, así que intervino en la filosofía: "Caer no siempre es mal caer, ni lo contrario, que por consecuencia sería un absurdo, casi poético."

Su segundo libro, al que tituló "Las reverberancias de la prosa poética dentro de una filosofía mal escrita", dejó a los críticos literarios boquiabiertos. Conatus lo había logrado: no solo era capaz de mal escribir prosa y poesía, sino que también mal abordaba la filosofía. Conatus, entonces, herido y humillado, dejó, por razones éticas sus planteamientos incongruentes.

Maximilien Conatus, tras la derrota, concluyó su carrera literaria con un tercer libro no editado aún: "La derrota de una vida literaria escrita en prosa poética dentro de la ética filosófica"

En fin, ahora que es lo más hacer crowdfunding de esos, se está planteando lanzar su libro desde el anonimato y ver si esta vez cuela entre los agentes literarios y así, resurgir con sus nuevos planteamientos, que todavía desconoce.
 

[Base del proyecto Mob Rule número 1]

sábado, 22 de diciembre de 2012

Zaibekiko.

J.K. en acción (google)
Ella sembraba tomates en su casa, donde también cultivaba el entendimiento. Ambas, sembrar y cultivar, lo llevaba a cabo en la terraza que daba a la avenida principal del pueblo. Nunca creyó que vivir en la ciudad fuera un mérito, para ella desmerece quien aspira, con aires de grandeza, a las "ventajas" que una gran ciudad otorga. Siempre ha preferido la tranquilidad que solamente los pueblos pueden ofrecer, además que para pintar, necesita estar tranquila y si es posible, sin ruido. Escucha música mientras coge los pinceles y traza en el lienzo, le gusta oír klezmer, quizá porque le recuerda a Varsovia, la ciudad que la vio crecer y jugar en las calles desiertas, calles bañadas por el recuerdo de la sangre de una tradición rota, corrompida por ajenos, destruida por quienes deseaban el poder a costa de lo que fuera necesario. Ella era niña entonces y sus recuerdos no son malos, son recuerdos acompañados de risas, de días con sol, de calles graciosas (así lo veía cuando era niña), calles llenas de alegría. Era "la niña remolino", como decía su madre, pues no paraba; siempre corriendo aunque llevara zapatos y vestido y un peinado que la convertía, para su padre, en su princesa; qué bella era para él, era su muñeca, era lo más hermoso que había visto jamás, la amaba. A pesar de estar poco en casa, su padre procuraba dedicarle casi todo el tiempo, él vivía en Cracovia, su vida de médico le mantenía lejos de su mujer e hija, así que cuando volvía, era plenamente de ellas y para ellas. Cuando su padre murió, ella tenía doce años, pero aún lo echa de menos, hay momentos que no se olvidan y seres que nos acompañan el resto de nuestras vidas.

Ella cocina tomates al horno y luego sale a dar paseos por el campo, no lo hace siempre, lo de cocinar tomates al horno, pero dar paseos sí se ha convertido en una costumbre, casi un ritual que sigue en cada paso dado. Luego vuelve a casa y pinta, pinta árboles que ha visto en su paseo, o pinta alguna piedra, o el cielo, o las hojas cubriendo los campos; incluso pinta un camino, un largo camino del que no tiene regreso ni su pincelada. Pintar es para ella lo que la salva de la locura, aunque, ¿quién está a salvo de la locura? Ella cree que pintando es como encuentra la luz que se apaga día a día en su cuerpo, sin la pintura carece de sentido seguir viviendo, por eso, es que continúa con su empeño. Cuando no pinta, ni siembra, ni cultiva, ni hornea, ni pasea, es cuando respira y toma consciencia de ello. Qué difícil es tener consciencia de lo que de forma cotidiana hacemos, aún así, ella se esmera en entrar en ése ciclo de entender su ser como una parte más de un engranaje que crea el funcionamiento de las cosas, no como un factor indispensable para funcionar, pero sí como un elemento necesario para la vida.

Ahora nos trasladamos a otra escena. Son las diez de la mañana. Un músico pasea por la plaza principal de Florencia, la Piazza della Signoria. Un sol estupendo cae amablemente sobre sus hombros y la funda de su guitarra. Hay palomas cerca de la fuente donde Neptuno, soberbio y poderoso que posee la grandeza, misma que gobierna sobre las aguas de los mares, permanece en pie, inamovible.  De fondo se escucha música de un acordeón, son notas Balcánicas que inundan la plaza con un toque de melancolía. Ella, la que años después pintaría de óleos sus lienzos, está ahí, paseando, mirando la belleza que puede concentrarse en solo un espacio. El músico avanza y choca con ella, se disculpa y continúa su camino, es hora de trabajar: deja el estuche en el suelo, lo abre, saca la guitarra..., y se pone a tocar algo suave que aprendió en Grecia en uno de sus viajes, un Zaibekiko tocado en nueve octavos. Aún recuerda el día que tuvo el patrón rítmico desglosado entre sus manos, era algo así: 

"1/8 + 1/16 + 1/16 + 1/8 + 1/8 + 1/8 + 1/16 + 1/16 + 1/8 + 1/8 + 1/8"

Y ahora, dos años después, improvisa en Italia con ritmos griegos. Su guitarra suena envolviendo, poco a poco la plaza. El acordeón ha cesado y la gente que permanece sentada, disfruta de la extraordinaria composición que el músico (anónimo para todos) interpreta.

Jonathan no puede creer lo que escucha. "¿Qué es esa magia?, yo podría recrearlo y convertirlo en jazz, mismo que interpretaría en las mejores salas de Nueva York", se decía a él mismo. Luego, con nerviosismo busca un bolígrafo y al no llevar consigo, lo pide al camarero. Ahora, sobre una servilleta está escribiendo lo que sus oídos acaban de descubrir: la bendición musical que más adelante tocará en su gira y más adelante aún, grabara en un disco, mismo que después venderá en otra de sus giras por europa, donde años después será descubierto con gozo por aquel músico anónimo de la Piazza della Signoria
Jonathan se guarda la servilleta donde ha escrito su futuro, es entonces cuando ve pasar a una mujer que flota en el andar. Es Ella, la que paseaba por Italia y que ahora pinta, y hornea, y da paseos, y que sin dudarlo prefiere los pueblos a las grandes ciudades, en donde parece que ya no se cultiva el entendimiento.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Terrorífico.

AAF panorámico.


Hace unos días estaba hablando con un amigo sobre temas de terror, discutíamos qué es lo que puede provocarlo, si era el suspense o la acción desgarradora del acto de causarlo en sí. Él decía que el suspense si era bien logrado, y se refería a mantener una tensión adecuada para que el espectador (sea cual fuere el medio) siempre estuviera con la sensación de que "algo" va a pasar, logrando esa sensación de que en cualquier momento aparecerá el "malo", o que explotará la bomba en cualquier momento, entonces éso podía desembocar en terror. Decía que si se lograba crear estrés todo el tiempo, entonces tenías cocinado un suspense que seguramente desembocar en terror. Y en parte tenía razón, pero el terror no solamente es suspense, también hay terror con acción donde el malo de la película es un carnicero o un psicópata o un quién sabe qué que provoca una sensación terrorífica, que mata, que hace cortes mortíferos. El terror es un género muy serio, me dijo para concluir, luego me dió un papel y se marchó, en él estaba escrito lo siguiente:.
Cuando Miguel despertó, ya no tenía piernas, estaba tumbado en una cama metálica con  sábanas sucias que aún conservaban sangre, su sangre. No sentía dolor, pero tenía miedo, aquella habitación no era para nada acogedora y en ella había un punto terrorífico, y no solamente un punto, todo, en ella, causaba terror: la sangre en las sábanas, en el suelo; él sin piernas, a su derecha una mesilla metálica en la que estaba apoyada la sierra ensangrentada que quizá amputara sus piernas mientras dormía, la bombilla centelleante...   La habitación solamente tiene una puerta de acceso y una ventana con barrotes oxidados, más que un hospital, parece una celda con baldosas blancas en las paredes. 
Ahora le falta aire, Miguel siente que se sofoca, cada vez respira más rápido, su corazón parece que se colapsa, los pasos que escucha, cada vez están más cerca. Entonces sufre un infarto, su corazón se revienta dentro de él. Miguel muere sin saber cómo llegó ahí, ni qué será de su cuerpo mutilado.
El tiempo se detiene, de su pierna izquierda un hilo de sangre se vierte en el suelo. Todo está en silencio, su cuerpo yace sin aliento, la puerta se abre lentamente... 
No entiendo varias cosas del texto, y se lo dije, a lo que me contestó que no todo tiene por qué ser entendido, luego me hizo escuchar este tema:




"¿Lo notas tío?" "El qué", le contesté. "No hay el qué, pero no me negarás que lo notas". "Pues sí, noto algo", dije. "Ves, no todo tienes por qué entenderlo, hay cosas que se saben porque se sienten", me dijo sonriendo.

sábado, 8 de diciembre de 2012

▲ Proyecto.

"La Ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad en la que se ha quedado estancado por su propia culpa. Minoría de edad es la incapacidad de servirse del propio entendimiento sin la dirección de otro. Esta minoría de edad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella.(Sapere aude). Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento: he aquí el lema de la Ilustración" 

(Kant, Was ist Aufklärung ?) 


Fotografía análoga a "gallino" cerca de Teruel.

Cuando es la falta de decisión lo que detiene un proyecto, es momento de retomar la inteligencia y actuar conforme la idea que se tiene por abordar. Cosa sencilla, otra vez, en teoría.
El tema de los proyectos es un interesante tema a tratar (no será esto un ensayo, no tiene razón de serlo), decía Agustín Fernández M. que los proyectos van y los proyectos vienen, no es que textualmente escribiera eso, pero mis conclusiones me llevan a tal reflexión, y es verdad, pues constantemente estamos inmersos en proyectos de diferentes índoles, tanto laborales, como sentimentales; incluso espirituales si es necesario. De hecho, la vida está llena de proyectos (¿y qué mejor proyecto que la vida misma?) que enriquecen el saber y engrandecen al conocimiento, tan necesario como el entendimiento, los que se podrían considerar como aliados: entendimiento-conocimiento y conocimiento-entendimiento.


La dificultad de emprender un proyecto auténtico de vida [natural], radica en la dificultad de quitarse la máscara y mostrarse a los demás tal cual se es, así sin más, como una persona que respira, que tiene piernas, piel, pelo, ojos; que siente y que emana lo que cualquier otro puede; un ser humano más que se realiza dentro de más proyectos dentro de su auténtico proyecto que es el personal elegido por determinación.
Más allá de la inteligencia del que quiere emprender un proyecto, es su decisión y el empuje que tenga al abordarlo, su constancia, misma que desembocará en una optimización adecuada en las vertientes que el impulsor del mismo (creador), sea cual fuese, concluirá donde sus objetivos sean llevados a cabo con una metódica incursión a sus designios. Esto es, que no solo de inteligencia se nutre un proyecto, sino de emprendimiento.
Ahí el por qué de la necesidad del conocimiento, pues sin él, imposible entender la función que tendrá el realizar proyectos que por razones incluso sociales, surgen. Sin el conocimiento no es posible acertar en el desarrollo de la idea y la elaboración de la misma a la que desembocará. Sería como hacer un viaje sin mapa, como no tener el trayecto trazado, como grabar sin guión y sin objetivos.
Se puede decir que el conocimiento, entonces será la razón del entendimiento que nos llevará a una acertada realización de un proyecto, cualquiera que sea, y por lo que el valor de la inteligencia será un plus añadido al desarrollo del mismo.