viernes, 1 de noviembre de 2013

Humanizar a un ser vivo no humano.

Fotografía de Mía con retoques geométricos. 

Tengo tres gatos: Decó, Lucy y Mía. He pensado que pueden percibir cosas que ni siquiera llegamos a comprender nosotros los humanos. Es una sensación que he tenido desde —casi— siempre, algo que he pensado por sus miradas, por cómo parece que atraviesan todo cuanto les rodea. Esto que digo, creo que es por mi condición pensante de humano, eso de querer racionalizar todo y humanizar lo que está cerca de mí: seres vivos con los que cohabito. El error del que no solamente padezco yo, pues un porcentaje muy alto creo que también sufre de ello; esto de creer que todo ser vivo no humano, puede racionalizar como humano, como popularmente se dice "el león cree que todos son de su condición". Y es así.

Ahora bien, si somos capaces de identificar que no podemos humanizar a los seres vivos no humanos —sería absurdo y obsoleto intentar hacerlo—, ya que tienen otros sistemas de pensamiento (...), entonces podemos decir que tampoco podemos generalizar al humano mismo, pues habrá que centrarse en la diversidad generalizada de pensamientos y en que no todos tenemos las mismas maneras de percibir lo que sucede en nuestro entorno. Todo se reduce a la sencillez de que cada uno mira como le es posible mirar y no hay más.
Y si ahora nos centramos en la creatividad, ya en sí compleja, entonces estaremos frente a una dificultad, que sería tratar de realizar "algo" que fuese para el gusto de todos, y tampoco va de eso el tema, porque no se trata de alcanzar un gusto generalizado para todos (hey, por lo menos no en mi caso, no pretendo eso), ya que sería casi imposible; más bien se trata de transmitir la percepción personal como autentica sin obligar a los demás a que empatan. Por lo tanto el reto sería centrarse en que la realización de cada acto (ejecuciones temporales), que deberán ser pretendidas y abordadas con la excusa de hacer algo (acción, obra, actividad) por y para el disfrute y satisfacción personal, sin el deseo de predicar un nuevo evangelio que sea capaz de cambiar al mundo entero. Esto es, saber identificar que la diversidad del pensamiento y por lo tanto de la percepción, es tan amplia que ya la complejidad de uno mismo sería casi infinita y por lo tanto abordar a la entera humanidad con sus pensamiento sería imposible, aún empatando con ello y generalizando específicas humanidades.

Vamos, que mis gatos son gatos.

1 comentario:

Eduardo dijo...

Exacto... los gatos son gatos y estoy de acuerdo en que el ser humano es complejo y que nuestros pensamientos, acciones y creatividad varían de persona a persona. No deberíamos imponer nada a nadie... ni tampoco humanizar a los animalitos.
Un abrazo.