martes, 4 de junio de 2013

Tungsteno.

—Hola.
—Hola amigo, ¿te  puedo ayudar en algo?
—Si. ¿Tienes tungsteno?
—Claro, ¿cuánto quieres?
—Pues no sé, pero me gustaría que fuera fresco.
—Haces bien, todo el que tenemos aquí es fresco y está buenísimo.
—Es que hoy vienen a casa unos amigos y quiero tener para ellos..., pensé que sería un detalle ofrecerles un poco.
—Pues justo hoy nos lo han traído y como te digo, está buenísimo, además que está tirado de precio, deberías de llevarte ese del aparador, el del envoltorio a rayas.
—Oye, pues muchas gracias. Ten, te pago.
—De nada hombre, que para eso estamos. Toma el ticket de compra, ya me contarás qué tal. Que vaya bien.
—Hasta luego, ya te diré cosas.

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