jueves, 18 de junio de 2015

tic tac

Victor Dvnkel

Tras los ojos, la mirada y tras ella, otra vez los ojos, carne, fluidos que tras éstos más qué materia no habrá nada. Todo se degenera constantemente. Somos seres desechables, caducos. Estamos de paso y morimos día a día; nos deterioramos continuamente, poco a poco putrefactos somos. De más a menos. De nuevo a viejo. De nada a nada.

El reloj de arena entonces tira el último de los granos.

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