jueves, 18 de abril de 2013

Máscara sobre cara.


Meses atrás me enviaron esta fotografía escaneada. Máscara sobre cara tallada en madera. Hoy la cuelgo porque la encontré hace algunos días y creo que viene bien con lo que vivo como cotidiano en casi todos los aspectos, y más que lo que vivo, lo que veo. 
Por cierto, interesante la temática de las sociopatologías dentro de la psicología aplicada al individuo que está dentro de las masas, no dentro de la materia. Lo digo porque estaba leyendo unos textos adecuados del Dr. Maravilla. Nada que asuste a cualquiera y nada que tenga qué ver con la imágen de la fotografía.

Pero no me centraré en temáticas de introspección, no tienen razón de ser en estas letras, pues su finalidad es utilizarlas como medio —las letras, no las introspecciones— y eso pretendo hacer justo ahora. 
Lo interesante de la fotografía, o por lo menos en lo que llega a seducirme como interesante, es su estética pura y dura artesana, donde la imagen llega a trasmitir una dualidad dentro del mismo material: por un lado y decantándome en la técnica (por oficio), gracias a la sutileza que el tallista emplea con ella, se ha trabajado estilizando mucho más la talla posterior; y por otro, la talla que está detrás, se muestra rugosa y quizá áspera a la vista. Aún así, y ya dentro de parámetros meramente de neurolingüística, se percibe tristeza en la expresión de la talla externa, mientras que en la interna no se pueden dictaminar sensaciones porque no hay ángulo de campo de visión para evaluar la imagen.

Lo que sí, es que veo una hermosa metáfora aquí, casi poética. La imagen me ha llevado a la reflexión y luego a la soledad y luego al desvelo, quizá por eso hablo de ella como si fuera algo importante.
Y ya puestos, ¿qué es lo importante?

Tal vez nada en esta imagen sea lo suficientemente importante para ser importante, de la misma manera que podría serlo todo. Aunque ahora mismo la imagen ya tiene una importancia nula, pues ahora que lo escribo, deja de tener sentido seguir escribiendo sobre la fotografía que no es sino una imagen que representa a la fotografía y que ésta no es más que la representación de la talla que lleva consigo, representaciones humanas de su creador, del artesano. Por lo tanto, hablar de ello sería traducir en estratos lo que ya no es, y por consecuencia escribir de ello sería sumar un estrato de subnivel que de manera artificial retoma la reinterpretación de otro medio no artificial, que sería la mirada, o mejor dicho, el instante de la mirada, pero no cualquier mirada, sino la mirada exacta de la que el artesano copió lo que traduciría en una talla. Esto es, reinterpretaría sobre la madera.

Tampoco es para agobiar, solo son palabras, un juego de palabras que se está convirtiendo en un medio más para entender lo cotidiano, que en este caso, serían las máscaras, una como cualquier otra, incluso como la tuya, o como la de los demás, que esconde lo que solamente el portador conoce y a veces ni él.

¿Qué hay debajo de mi máscara? ¿Y de la tuya?


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